Me siento demasiado sólo.
Mi mundo ha aplacado la rutina como nunca,
pero tu recuerdo aún vaga intranquilo por los pasillos de mi hotel.
A pasado la angustia como mi cliente,
la melancolía acompaña al desayuno...
Me siento triste... y es por tu ausencia; lo sé.
Es por este sentimiento que oprime mi corazón hasta las lágrimas...
Que me pide a gritos tu aroma.
Este sentimiento como un nudo colgando de mi pelo,
un parásito en mi mente.
Y sigo aquí.
Todavía de pie,
aguantando las embestidas de tu voz y tu olvido.
Sigo en la entrada de mi hotel aguardando las noches de pasión que me prometiste de por vida.
Como un velero sin mar, que espera con esperanza la lluvia.
Mi cuerpo somniolento espera que bajes del cielomezclada en un ángel, para llevarme a tus dominios.
Despierto... pero aún sigo en mi hotel.
lunes, 11 de junio de 2007
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